La xenofobia olvidada: Cuando Suiza quiso expulsar a españoles, italianos y turcos - Robando Tu Tiempo

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30 abril 2025

La xenofobia olvidada: Cuando Suiza quiso expulsar a españoles, italianos y turcos

La Iniciativa Schwarzenbach

El 7 de junio de 1970 tuvo lugar una de las votaciones más controvertidas de la historia suiza del siglo XX: la iniciativa antiextranjera de James Schwarzenbach. La propuesta era radical: exigía que la proporción de extranjeros en Suiza no superara el 10%. De haberse aprobado, alrededor de 350.000 trabajadores —principalmente españoles, italianos y turcos— habrían tenido que abandonar el país.

Manifestaciones contra la iniciativa Schwarzenbach
Manifestaciones contra la iniciativa Schwarzenbach

Esta iniciativa fue impulsada por Acción Nacional, fundada en 1961, y liderada por el consejero nacional de Zúrich, James Schwarzenbach. A pesar de que todos los partidos políticos, las organizaciones empresariales, los sindicatos y hasta las iglesias rechazaron la propuesta, la iniciativa obtuvo un sorprendente 46% de apoyo en las urnas, con una participación récord del 75%. Finalmente, fue rechazada por un estrecho 54%.

Durante la campaña, se agitó un fuerte sentimiento de miedo hacia los trabajadores extranjeros. Muchos votantes, incluidos sectores cercanos al Partido Socialdemócrata y a los sindicatos, temían que los inmigrantes les arrebataran sus puestos de trabajo. La retórica alarmista hablaba de una supuesta amenaza a los "valores suizos", generando un clima de miedo y rechazo. En su libro "Cacciateli! Cuando i migranti eravamo noi", (en español,¡Échenlos! Cuando nosotros éramos los migrantes), el periodista italiano Concetto Vecchio describe este estado de ánimo en la vida de sus padres, quienes advertían a sus hijos que se calmaran con la frase: “De lo contrario, vendrá Schwarzenbach”


James Schwarzenbach: Nacionalismo y Catolicismo

James Schwarzenbach (1911–1994) provenía de una familia de industriales de Zúrich y era primo de la célebre escritora Annemarie Schwarzenbach. Estudió Historia y fue miembro del Frente Nacional Socialista en los años 30. Tras la Segunda Guerra Mundial, asumió la dirección de la editorial católica Thomas y, entre 1967 y 1979, fue miembro del Consejo Nacional.

Schwarzenbach era visto como un intelectual solitario, de retórica poderosa y apariencia aristocrática. Fundó su propio partido, el Movimiento Republicano, que se disolvió a finales de los años 70. La escritora Eveline Hasler retrató a la familia Schwarzenbach en su novela documental Stürmische Jahre.

Aunque perdió en las elecciones de 1970, el debate sobre la inmigración que impulsó nunca desapareció del todo. La preocupación por la "infiltración extranjera" resurgió en varias ocasiones en la política suiza, incluyendo el referéndum de 1992 donde se rechazó la adhesión de Suiza al Espacio Económico Europeo (EEE) por un margen muy estrecho.


James Schwarzenbach
James Schwarzenbach

Un país moldeado por la inmigración

El miedo a los extranjeros tenía raíces profundas. Desde mediados del siglo XIX, con la industrialización, Suiza dependió cada vez más de la mano de obra extranjera para sostener su crecimiento económico, especialmente en sectores como la construcción ferroviaria y de túneles alpinos.

La población extranjera pasó del 3% en 1850 a más del 14% en 1910. En ciudades como Ginebra y Zúrich, los extranjeros representaban cerca del 40% de la población antes de la Primera Guerra Mundial. Los disturbios entre suizos e italianos en Berna y Zúrich en los años 1890 evidenciaban la tensión social latente.

El término "Überfremdung" ("infiltración extranjera") fue utilizado por primera vez en 1900 por Carl Alfred Schmid y se convirtió en una constante en el discurso antimigratorio. La creación de la Policía de Extranjeros en 1917 consolidó un control estatal más estricto sobre la inmigración.

No obstante, voces críticas también emergieron: el escritor Max Frisch expresó en 1965 una de las reflexiones más célebres sobre la inmigración suiza: "Llamamos a los trabajadores y vino gente". La prensa italiana también denunciaba las condiciones inhumanas en las que vivían muchos trabajadores temporeros.

Con la firma del Acuerdo de Libre Circulación de Personas con la UE en 1999, Suiza relajó sus restricciones. Hoy, la migración italiana a Suiza es vista como un proceso exitoso para ambas naciones. Aun así, los debates en torno a la inmigración han evolucionado, desplazándose del trabajo al asilo y al islamismo. La Ley Antirracismo de 1995 ha sido un paso importante, aunque insuficiente para erradicar el racismo y la xenofobia.


Manifestaciones a favor de la inmigración en Suiza en el siglo XX
Manifestaciones a favor de la inmigración en Suiza en el siglo XX


Lecciones de historia: La Iniciativa Schwarzenbach y el peligro de la xenofobia

La realidad es que para muchos españoles —ayer como hoy— un español, un italiano o un turco no valen mucho más que el "moro" que desprecian.
El nacionalismo y el racismo siempre terminan de la misma manera: destruyéndose entre ellos. Son cánceres para la convivencia y los derechos humanos.

Francia, gran potencia europea, recurrió a su mano de obra colonial para mover su economía. La absurda idea de "nos invaden" carece de sentido: son las élites las que necesitan mano de obra barata para mantener en marcha los engranajes del sistema capitalista. Para ellas, da igual el color o la cultura de las personas: las ven como simples números.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania, devastada y sin trabajadores, abrió las puertas a miles de inmigrantes, entre ellos muchos españoles. Hoy, la situación se repite en España: la élite económica necesita inmigrantes para suplir la falta de mano de obra barata.

Ya es hora de dejar de culpar a los inmigrantes. El verdadero problema es un sistema capitalista dirigido por unos pocos peces gordos sin escrúpulos, en el que tú también eres sólo un número más.

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